Introducción

Prólogo

RETRATO PARCIAL, REALIDAD TOTAL

Las aventuras y desventuras de un excombatiente republicano tras la guerra civil española.

Un soldado republicano de un pueblecito extremeño debe afrontar las diversas desgracias a las que se enfrenta constantemente el bando perdedor: cárcel, cuartel, muerte o pérdida de salud, o desaparición de sus familiares más allegados…

Así, el relato se presenta como una historia localista: un soldado extremeño, un cuartel gaditano, un amigo madrileño, pero ¿no es esa la historia de todos los refugiados de España, de todos los refugiados de Europa, de todos los refugiados del mundo? La historia, localista en apariencia, se revela como algo internacional, algo atemporal y, lamentablemente, algo eterno.

Por ese motivo, no es este un relato para una minoría; el tema nos puede afectar a todos los seres humanos de cualquier nación, en cualquier época, y el estilo debe ser sencillo, con los recursos literarios más vistos en la plaza de un mercado: símiles, enumeraciones, epítetos, metáforas, paralelismos. Sin embargo, la aparente sencillez del estilo de esta obra no debe engañar al lector; las sencillas figuras literarias van salpicando el relato de notables destellos de buen gusto, que es armoniosamente cohesionado, sobre todo gracias al discurso simple, sencillo, lleno de oraciones interrogativas indirectas. En el mismo sentido, la constante rememoración del narrador y del protagonista cohesionan el texto perfectamente sirviendo de elementos anafóricos y —entre estos y la catáfora que se ve en las dudas y en las anticipaciones del protagonista del relato— se encuentran las fechas, que sitúan al lector en esa España dividida llena de odio.

(Del relato —cerrado en apariencia— el narrador solo escapa en tres ocasiones para darle frescura a la lectura y crear cierta técnica de distanciamiento: para hacer un guiño a El vino en bota, anterior obra del autor; para hacer partícipe del relato la obra de Federico García Lorca —ello también situaría al receptor— y para rendir homenaje a uno de los autores más geniales de nuestra literatura: Ramón María del Valle-Inclán).

En definitiva, la solución contra el odio permanente en esa España dividida, en la España de dos bandos enfrentados cuyas heridas aún no han cicatrizado del todo, es el amor, pero el amor resulta imposible en esos momentos de muerte, hambre y miseria. Nuestro protagonista vivirá destellos de amor: una atracción extraña y en ningún caso trabajada hacia la monja de un hospicio de Badajoz, un fugaz romance con una prostituta madrileña ex maestra republicana y, sobre todo, la gran historia de amor que vive a lo largo de todo el texto, el ingrediente que liga esta salsa, los amores con la hija de un coronel del lado vencedor. ¡Un soldado republicano, preso y cuya familia es perseguida con la guapa hija del coronel que dirige un cuartel en Cádiz! Ese es un amor entre Capuletos y Montescos, ese es un amor imposible. ¿Imposible?

Sergio Olid Heredero